Por qué algunas personas comen lo que quieren y no engordan?
Un estudio de la BBC revela por qué algunos flacos nunca engordan.
Todos quieren inventar la fórmula perfecta para revelar cómo adelgazar si inconvenientes pero hay preguntas que la ciencia todavía no puede responder. ¿Por qué, por ejemplo, algunas personas parecen estar siempre comiendo lo que quieren y no aumentan de peso? ¿Y por qué otros individuos viven constantemente a dieta y no pueden bajar de peso?
Un experimento llevado a cabo en la BBC para el programa de documentales "Horizon" reclutó a 10 voluntarios para intentar responder a estas preguntas.
Las 10 personas eran delgadas y que habían estado a dieta. Todas pasaron 4 semanas devorando toda la pizza, papas fritas, helado y chocolate que quisieran. A la vez se les dijo que no hicieran ningún tipo de ejercicio y que caminaran lo menos posible.
Durante las 4 semanas del estudio los voluntarios tenían que duplicar la cantidad de calorías diarias que consumían usualmente, que variaban de 3.500 en las mujeres a 5.000 en los hombres.
El experimento fue vigilado por el doctor Rudy Leibel, especialista de la Universidad de Columbia en Nueva York.
El científico cree que todos tenemos un peso natural biológicamente determinado y que nuestro cuerpo lleva a cabo todo tipo de esfuerzos para mantenerse en ese peso, seamos delgados o gordos.
"El organismo constantemente tiende a tratar de que regresemos al peso corporal normal que nos corresponde" afirma el especialista.
El experimento fue más fácil para unos voluntarios que para otros. Los acostumbrados a llevar a cabo ejercicio físico o practicar deportes encontraron muy difícil la limitación impuesta en su esfuerzo físico.
El menú típico de los participantes consistía principalmente en postres, tentempiés, papas fritas con alto contenido de grasa, guisos grasos, etc. Sin embargo, algunos no pudieron mantener esta glotonería y su cuerpo los llevaba a vomitar. Incluso a dos de ellos les fue imposible consumir la cuota de calorías que se les asignó cada día. Después de cuatro semanas, los voluntarios habían subido entre 3,5 y 5,5 kilos.
De los dos que no cumplieron su cuota, uno aumentó sólo medio kilo. Y el otro experimentó una disminución ligera en su grasa corporal, a pesar de haber aumentado 5,7 kilos. Estos resultados, dicen los expertos, demuestran las distintas formas en que el cuerpo humano puede comportarse cuando se le enfrenta con un exceso de calorías.
La respuesta podría estar en los genes. En específico en el llamado gen FTO, el primer gen asociado a la obesidad. Estudios en el pasado revelaron que los adultos que tienen una variante de este gen pesan en promedio más que los que no la tienen.
El doctor Leibel cree que en algunas personas, como las que no pudieron cumplir su cuota de calorías, el apetito casi no fluctúa, aunque quieran comer más o se les ordene que lo hagan.
"Hay que pensar que es una especie de termostato y que cada persona tiene un punto fijo marcado" explica el doctor Liebel.
Y aunque el exceso de calorías puede provocar en mucha gente un aumento de la grasa corporal y por lo tanto de peso, su apariencia no parece alterarse. Esto ocurre porque en lugar de grasa, el peso se incrementa en el músculo a medida que la tasa metabólica de la persona aumenta.
Tal como afirma la doctora Carel le Roux, otra especialista que vigiló el estudio, ésta es otra razón por la que mucha gente no parece engordar a pesar de comer mucho.
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