viernes, 19 de diciembre de 2008

El colorete es como la guinda del pastel del maquillaje

¿Cómo aplicar el colorete?

El colorete es como la guinda del pastel del maquillaje, el último brochazo maestro para dejar un rostro perfecto. Parece una labor sencilla pero el brochazo mal aplicado puede convertir un rostro maravilloso en una cara de payaso. Para evitarlo sólo es necesario conocer algunos trucos.

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El colorete bien aplicado se pone siempre en la zona comprendida entre las aletas de la nariz y las cejas.
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Colocado en el lugar natural del pómulo no aporta ninguna modificación a la forma de la cara. Está indicado para rostros ovalados perfectos, para los redondos que quieren acentuar el efecto de buena salud y para los de forma rectangular con pómulos prominentes para resaltarlos.
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Para saber el sitio justo donde debe aplicarse, conviene sonreír ligeramente.
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Si lo que se desea es obtener un efecto de buena cara, aplicar además de en las mejillas en la frente, debajo de las cejas, en la nariz, la barbilla, los lóbulos de las orejas y las sienes.
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Para este efecto buena cara se puede sustituir el colorete por polvos bronceadores, sobre todo cuando la piel está ligeramente tostada. La técnica de aplicación es la misma: el pincel atraviesa literalmente el rostro desde la punta de la nariz hasta lo alto de los pómulos.
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Si se ha excedido en la cantidad, se puede rectificar aplicando, con una brocha limpia, polvos sueltos transparentes.
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Para dar relieve a los pómulos, utilizar dos tonos, el más pálido en el pómulo, bajo el ojo y remontando hacia las sienes; el más oscuro justo debajo, difuminando bien para que se fundan.
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Para reducir la frente, extender la sombra oscura en la raíz del pelo y la clara en el centro.
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Para dar grosor a la boca, aplicar un toque de sombra clara encima del labio superior y un toque oscuro debajo del labio inferior.

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